Ganó un sólo partido de los últimos seis (en esos juegos sólo convirtió dos goles, los que le posibilitaron lograr ese éxito en San Juan). Sumó 15 puntos de los últimos 30 en juego. Hace tres partidos que no gana ni convierte goles en La Ciudadela. Aunque San Martín esté tercero en la tabla de posiciones y que pese a dejar pasar numerosas oportunidades para pegar el zarpazo aún tenga chances de ir por todo, hay algo que no está bien de un tiempo a esta parte en Bolívar y Pellegrini. Eso está clarísimo, aunque nadie lo diga, ni siquiera lo insinúe.

Cambian los nombres, Pablo De Muner apela a otros esquemas y estrategias pero el equipo sigue mostrando un andar cansino y lento que lo torna demasiado previsible en ataque. Para colmo, cuando tiene algunas chances para desnivelar las desaprovecha.

Que el hincha se haya manifestado el domingo tras una nueva desazón debe ser tomado como un llamado de atención, como una señal de alerta.

El entrenador hace poco más de tres meses que no habla con la prensa (por ende con los hinchas y los socios). Durante ese tiempo, el equipo se vino a pique en rendimiento y los jugadores que declaran ante los micrófonos casi no muestran autocrítica.

Tras el estrepitoso partido que San Martín perdió en la Isla Maciel, Hernán Lopes fue el único que admitió el pésimo nivel. “Perdimos porque hicimos todo mal. Fuimos un desastre”, había declarado el central, que dentro del campo también da señales de no sentirse cómodo con el nivel de juego del equipo. Lopes menea la cabeza más de lo habitual y se muestra nervioso y fastidioso porque el equipo no aparece.

Está bien que el domingo Tomás Giménez haya sido la figura del juego. Pero no solamente por eso no ganó San Martín. Al equipo también le cuesta generar situaciones claras. Abusa de la tenencia, lateraliza demasiado el juego, sus jugadores no tienen la movilidad necesaria para generar los espacios y el toqueteo casi siempre es lento y parsimonioso lo que le impide agarrar mal parado al rival.

La pelota parada está lejos de ser una solución y encima, cuando las papas queman, el “Santo” comienza a llenar de centros el área rival. Claro, ninguno a la cabeza de un compañero.

“Fuimos muy superiores a Gimnasia, su arquero fue la figura del partido. Me voy conforme con el rendimiento”, aseguró Hernán Pellerano. “Generamos cinco situaciones claras y a todas las sacó el arquero. Más de lo que hicimos en esta ocasión no podemos hacer”, agregó Lucas Diarte.

Los dos capitanes del equipo tomaron la palabra en conferencia pos partido y tuvieron un cruce con periodistas partidarios que le habían recriminado sus opiniones. Otro punto que deja en claro que hay algo que no está del todo bien.

Los especialistas en salud mental aseguran que para superar un problema, el primer paso es aceptarlo. Y tal vez eso sea el punto al que deban apuntar en La Ciudadela. Pasaron las fechas y el equipo sigue mostrando un nivel que va en franca caída; y la autocrítica no aparece. Por lo menos puertas afuera.

“Nosotros no analizamos resultados, analizamos rendimientos. Y creo que fuimos superiores”, recalcaron varias veces los defensores durante la rueda de prensa.

Está bien que así sea, pero lamentablemente en el fútbol se gana con goles y mandan los resultados.

De nada sirve ser superior al rival, tener la posesión de la pelota durante la gran parte del tiempo, generar miles de situaciones de gol, pero no poder sumar de a tres. Porque aunque la tabla de merecimientos diga otra cosa, los ascensos quedarán en manos de otros equipos que, tal vez, no hayan necesitado ser tan superiores a sus rivales para marcar diferencias en el resultado.

Eso sí, los defensores dejaron en claro que la pasan mal por la situación. “Nos duele en el alma no ganar porque laburamos toda la semana para eso. Sabemos en el club que estamos y que acá nunca nada nos fue fácil. Queremos ganar siempre, jugar bien y que todo salga de 10”, sentenció Diarte y Pellerano asintió. “Nosotros, nuestras familias y esta gente se merece que así sea. Seguiremos insistiendo y trabajando todos los días”, prometió.

Quedan ocho fechas, 24 puntos en juego y en un fútbol tan parejo puede pasar cualquier cosa durante ese lapso.

San Martín no es un desastre ni mucho menos, sus números en la tabla así lo reflejan. Además, en varios pasajes del torneo mostró buenos rendimientos y un juego atildado que generaba elogios no sólo en Tucumán. Pero que el equipo bajó su producción de un tiempo a esta parte nadie puede negarlo.

Pasan las fechas y el nivel no se eleva. Tal vez sea el momento en el que el plantel, puertas adentro, deba parar la pelota. En el que los jugadores deban mirarse a los ojos y hacer un mea culpa profundo. La autocrítica, cuando se la hace a consciencia, ayuda mucho. Y tal vez, eso pueda servir para desactivar el momento tenso que hoy está viviendo y para recobrar ese espíritu enérgico y vivaz que el equipo supo tener.

No pierde el tiempo

Ayer por la tarde el plantel retomó los entrenamientos. Hoy, la práctica será por la mañana en el complejo. El grupo partirá el viernes por la tarde a Buenos Aires, para visitar a All Boys el sábado desde las 20.10.

Resultados

Ayer, Nueva Chicago y Deportivo Morón igualaron
1 a 1; mientras que Independiente Rivadavia venció 3 a 1 a Gimnasia (J). Hoy, la fecha 29 se cerrará con el duelo entre Agropecuario y Güemes.